La localidad costera de Viveiro ejerce como centro neurálgico y económico en la costa de Lugo. Es aquí donde la montaña se une al mar y el pueblo custodiado por empinadas laderas mira a un océano azul y abierto. La historia de la villa susurra leyendas que se confunden con la realidad. El prehistórico Viveiro se ubicaba a la entrada de la ría, en el mismo lugar donde se asienta hoy la aldea de Faro, es ahí donde existía una antigua ciudad llamada Estabañón, un pueblo antiguo que sucumbió a una pleamar de proporciones bíblicas, desapareciendo para siempre. En el lugar se han llevado a cabo excavaciones con numerosos hallazgos arquitectónicos, que reafirman la teoría de la existencia de Estabañón.

Tal vez por esas experiencias de la antigüedad, la actual Viveiro se asienta en los márgenes del rio Landrobe, mirando a la marisma convertida en ria y protegida por escarpados montículos tapizados de bosque. Estas elevaciones apuntan a la procedencia del nombre del lugar, con claras referencias a los celtas, donde la combinación de las palabras Bi (montaña) y Ver (empinada) y la propia evolución de la lengua a través de los años, pasaron de Bibero a Viveiro.

La evolución económica, tiene mucho que ver con el puerto, que fomentó el comercio y junto con las fábricas de telas y curtidos, elevaron su estatus a la importancia de la villa. Del esplendoroso pasado habla la puerta de Carlos V, llamada también del Puente, la mejor conservada del conjunto de puertas que daba acceso al recinto amurallado. Viveiro conserva un bonito casco antiguo, además de una acristalada fachada marítima y un reconfortante paseo, que une la urbe con la playa de Covas, la más fotografiada y emblemática del lugar.

En esta visita a Viveiro y su entorno, no podremos olvidar el famoso bosque de Chavín. El Souto da Retorta alberga un conjunto de longevos eucaliptos, ya pertenecientes a la Red Gallega de Espacios Protegidos y catalogado como Monumento Natural. Los miradores naturales del Monte San Roque y Monte Castelo, nos ofrecen panorámicas increíbles de Viveiro y la hermosa desembocadura del rio Landro. Hacia el interior, podremos observar intactas muestras de una arquitectura absolutamente rural, además de auténticos fenómenos naturales. La cascada que da forma al Pozo da Ferida nos obliga a traspasar los lindes del concello de Viveiro, pero el viaje merece la pena. Es un magnífico ejemplo de escenario natural, frondoso, de húmedos musgos y completamente alejado de las prisas. De regreso a la costa, no podemos olvidarnos de la Cueva de la Doncella o la Punta Socastro, ya tocando limite con O Vicedo y que delimitan los límites de la ría de Viveiro. El vertiginosos lugar, albergan uno de los paseos más espectaculares de la costa luguesa. El antiguo camino utilizado por los técnicos para el mantenimiento de una baliza, en O Fuciño do Porco, se ha convertido en un entramado de pasarelas de madera que desafía los vértigos y nos inunda las retinas de espectaculares paisajes costeros.

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