El interior de la provincia de Pontevedra es un terreno montañoso, accidentado, con valles fértiles, verdes y aislados. Entre montañas los ríos han tenido un trabajo arduo para llegar hasta el mar, labrando en el granito profundos y escarpados tajos, algunos con muy difícil acceso. Es precisamente en estos cañones donde se ha asentado una importante masa forestal autóctona. Afincados en terrenos, a menudo húmedos y sombríos, han proliferado los robles, algunos de considerable tamaño, abedules, alisos y castaños, creando espacios únicos y lejanos a la repoblación forestal de eucaliptos y pinos.
El rio Barragán o Freaza, es uno de los ejemplos más significativos de rio montañoso, con ardua labor de llevar sus aguas hasta el océano. Es en su cauce accidentado y tortuoso donde se cobija el bosque de la típica “fraga” gallega. El rio comienza su andadura a una altitud de cuatrocientos ochenta metros, entre Freaza y Boente, rápidamente desplaza su curso en dirección norte, hacia la localidad de Fornelos de Montes, encajándose en un estrecho valle con desniveles importantes y de esta forma continua hasta entregar el relevo de sus aguas al rio Oitaven. En el curso final de esta senda acuífera se asienta la Fraga do Barragán, un espectáculo incomparable, donde la naturaleza ha moldeado durante décadas el entorno para crear uno de los bosques autóctonos mejor conservados de la provincia de Pontevedra. Este espacio contiene una importante presencia de patrimonio etnográfico, con varios molinos, puentes de piedra y conductos de agua que hablan de un pasado armonioso entre el hombre y la naturaleza, tiempos hoy relegados al recuerdo que bien podremos rememorar con nuestra discreta visita, rendiendo así homenaje a este santuario natural.
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