Este lugar, situado en la Baviera, al sur este de Alemania, entre las ciudades de Nürnberg y Bamberg, ha quedado míticamente plasmado en las piadas de la historia de la escalada moderna. En parte gracias a las figuras de Kurt Albert, el inventor del punto rojo, el famoso circulo que pintaba en la base de cada una de las rutas que conseguía escalar en libre, sin ayudas y sin reposos. El otro artífice de poner el lugar en la orbita de la escalada fue Wolfgang Güllich, amigo inseparable de Kurt y verdadero pionero a la hora de establecer nuevas dificultades en la escalada deportiva, adjudicándose el primer 9a mundial.

Para visitar este santuario de la escalada, hay que entender que Frankenjura, no es exactamente lo que entendemos por una escuela y los sectores que dan vida a esta extensa área, se esparcen entre densos bosques de hayas, dando de esta forma existencia a 12.000 rutas de escalada, que os aseguro que os harán perder la cabeza. El lugar es enorme y las distancias pueden variar entre sectores, desde unos cientos de metros a los 40 kilómetros. Prueba de ello es que existen dos guías gordísimas y que debemos elegir cuidadosamente, dependiendo de las zonas que pretendamos visitar.

Haciendo referencia al punto de partida, la pequeña localidad de Untertrubach nos puede servir como campo base para aventurarnos en este fantástico lugar. Para contar con buena información será conveniente gastarse los casi 40 euros que cuesta el libraco Franken 2, la guía que recoge las muchísimas rutas que hay en la zona. Pero, incluso si no queremos hacer el desembolso, en una de las áreas de descanso que hay a la entrada de Untertrubach, podremos hacernos de manera gratuita con un mapa de los principales sectores que se encuentran cerca del pueblo, además de folletos sobre rutas de senderismo, bicicleta y lugares turísticos a visitar. La localidad esta además muy cerca de Obertrubach, pueblecito en cuyo cementerio descansan los restos de Wolfgang Güllich, verdadero santuario de peregrinaje de los escaladores, que de alguna forma quieren rendir homenaje a su legado y figura. Wolfgang Güllich moría victima de un lamentable accidente automovilístico a finales de agosto de 1992.

Es conveniente hacer algunas puntualizaciones sobre la escalada en Frankenjura. Para empezar, hay muy pocos sectores a la vista, ya que la mayoría de los bloques se encuentran agazapados entre el bosque, eso nos implicara interpretar bien las indicaciones de la guía. También la fisonomía de la escalada es distinta, con rutas muy explosivas donde los dedos tendrán que escudriñar los diferentes agarres que iremos encontrando. El grado también es diferente aquí, expresando la dificultad en la graduación UIAA y no en la francesa, pero no hay que preocuparse, en la misma guía aparece una conversión a los grados que usamos habitualmente. La escalada en el campo de operaciones de Kurt y Wolfgrang es a menudo muy expuesta, con los primeros químicos, -sí aquí todos son químicos-, situados a 3 y 4 metros del suelo, hay que tener esto muy en cuenta e ir bien sobrado de grado si pretendemos afrontar ciertos retos. En cualquier caso, en este mágico lugar hay vías para todos, incluso si no aspiras a grandes hazañas, solo hay que disfrutar de estos escenarios de cuento, sumergirse en las sensaciones del bosque y disfrutar.

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