El valle de Santa Grazi es uno de los más pintorescos y bellos de Zuberoa, prados, bosques de hayas y gargantas dan al paisaje pinceladas de sosiego y paz. Sin duda uno de sus atractivos es su pequeña iglesia de origen románico, un templo del siglo XI asentado sobre una colina herbosa y llamado oficialmente Urdatx hasta 1476. Este tuvo una importancia relevante durante la Edad Media por ser etapa del camino jacobeo, por aquel entonces muy transitado por esta parte de los Pirineos.

En cuanto a su origen, bueno las leyendas hablan de Santa Engracia  como una mujer cristiana capturada en Zaragoza en año 303 cuando planeaba cruzar las abruptas montañas de los Pirineos con la intención de unirse a su prometido, un duque de Narbona. Martirizada en la capital aragonesa, hablan que un ladrón habría robado su brazo para enterrarlo bajo un roble, -árbol considerado sagrado por muchos pueblos de la antigüedad-, el lugar para el enterramiento fue las cercanías de Urdax. La reliquia habría sido descubierta años más tarde milagrosamente por un buey lo que motivo fundación y posterior construcción de la iglesia. A mediados del siglo XII la Colegiata de Santa Engracia estaba en un estupendo estado de salud, contando incluso con un pequeño hospital en los aledaños del templo que acogía a los peregrinos de Santiago.

Los vaivenes políticos de esta zona de los Pirineos fueron provocando la decadencia de la Colegiata. En el siglo XIV fueron los conflictos entre los reyes de Inglaterra y de Francia, con la “guerra de los cien años, el XV no fue mejor para los intereses del lugar,  los continuos enfrentamientos entre franceses y castellano-aragoneses por el control de Navarra hicieron que pasar por el lugar no fuera una empresa segura, más tarde en el XVI las contiendas de religión, que asolaron todo el reino de Francia dejaron olvidada y desatendida la colegiata.

La reliquia de la santa desapareció, las peregrinaciones a Santiago prácticamente cesaron, con el paulatino abandono el hospital se derrumbó y finalmente con  la Revolución la Colegiata fue confiscada por el Estado y vendida. Sólo quedaba la iglesia, que finalmente fue clasificada Monumento Histórico Francés en 1841, para ser restaurada en 1983. Pero este valle ofrece un atractivo aun mayor, las Gargantas de Kakueta son el motor turístico de toda la zona. Desde la ermita, si nuestra intención es caminar, hay un paseo idílico de tres kilómetros valle a bajo a través de prados, conjuntos de casas, pequeños bosques e incluso grutas como la de Verna –que son visitables previa reserva-, hasta la propia entrada del desfiladero de Kakueta.

Anxo Rial.

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