Aun naciendo en Santiago de Compostela, el Rio Sar esquiva la ciudad jacobea por su lado sur evitando así entrar en conflicto con su padre Ulla por el protagonismo en la llegada del apóstol. El Sar se ha convertido en un rio urbano, presionado por una ciudad en expansión, pero antaño, en el pasado, el Sar estaba considerado como la playa de Santiago de Compostela y un desahogo a los sofocantes calores del verano. Antes de los años sesenta del pasado siglo, el rio representaba un nexo de unión para los habitantes y por sus orillas deambulaban viajeros, molineros, lavanderas o familias que aprovechaban la jornada para comer o darse un refrescante baño en las diferentes pozas de su tranquilo cauce.

Por las Brañas del Sar se ha acondicionado un hermoso paseo donde la ciudad da paso a un Santiago antiguo y lleno de morriña, con huertos, molinos, bosque de ribera y un puente románico que permitía salvar las aguas del rio a los peregrinos que llegaban a la ciudad usando la ruta de la plata. Pero sin duda la joya de este paseo es la Colegiata del Sar, de origen románico con arbotantes de los siglos XVII-XVIII, y un claustro que conserva también una parte románica con claras influencias del Maestro Mateo. De la ciudad escapa el rio con la ayuda del rio Sarela, que viene acariciando la ciudad compostelana por el norte, para juntos esquivar pilares de autopista y carreteras, buscando terrenos más abiertos en las tierras de Bertamirans.

El Sar entra en un avance pausado hasta alcanzar las tierras de Padrón, cuna de los famosos e ilustres escritores Camilo José Cela o Rosalía de Castro. La poetisa antes de su fallecimiento publicaba un libro de poemas, titulado “En las Orillas de Sar” en honor al rio que baña estas tierras. A las puertas de Padrón, el rio Sar se parte en dos, rodeando la villa de arribada del Apóstol Santiago, para pocos después fusionar, tras un recorrido de treinta y nueve kilómetros, sus aguas con las del rio Ulla.