La capilla de San Alberto está en la cima de una colina, con excelentes vistas sobre el pueblo de Ribeira y el mar. A su lado una gran piedra granítica hace las veces de centinela, acentuando más los aires misteriosos del lugar. De reducidas dimensiones, su construcción nos lleva hasta el siglo XI, aunque de época románica ya sólo conserva una ventana, ahora tapiada. El resto de la nave y la sacristía datan del s. XVIII. La fachada es de gran sencillez y en ella sólo se abre el vano rectangular de la puerta. En la parte trasera de la capilla, miles de trozos de tejas rotas nos dan pistas sobre el rito que aquí se celebra. A una distancia determinada la persona con intenciones de conocer su futuro en términos casaderos, debe tirar tres trozos de teja hacia la ventana, intentando no sin cierta habilidad, que los trozos queden ubicados dentro del hueco de la ventana y no caigan junto a sus compañeros esparcidos por el suelo.
La leyenda habla que si los tres trozos aciertan en el blanco, esa persona tendrá boda en un corto periodo de tiempo, así hasta el fracaso total en esos menesteres si los trozos de teja caen al suelo sin remedio. Es una práctica utilizada también por las mujeres embarazadas antiguamente, cuando no era fácil saber el sexo del nuevo vástago. Pero el lugar también alberga la romería de San Alberto, conocida como la romería «de cambio de teja», es una celebración en la que participaban las esposas de los marineros con la intención de acelerar la llegada de los maridos cuando el tiempo en el mar era malo y consistía en ir moviendo una de las tejas de la cubierta de la capilla desde el sentido de un punto cardinal hacia el contrario para regular la dirección de los vientos en el sentido favorable y de esta forma poner a salvo los seres queridos con la buena arribada a puerto.
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